Resurrección: Segunda Parte [Spanish]

El asunto de Maslova deb a debatirse en el Senado probablemente lo m s tarde dentro de quince d as. Nejludov, pues, decidi ir en aquel momento a Petersburgo a fin de realizar all las gestiones necesarias y, en caso de que fuera recusada la instancia, presentar el recurso de gracia, como le hab a aconsejado el abogado. En caso de que todo fracasara, y, seg n el abogado, era algo con lo cual hab a que contar, tan d biles eran los argumentos que se esgrim an, a Maslova la incluir an sin duda en un convoy de forzados que partir a a comienzos de junio. Como Nejludov continuaba resuelto a seguirla a Siberia, hab a decidido trasladarse inmediatamente a los pueblos que le pertenec an para dejar arreglados all todos sus asuntos. Se dirigi primeramente a Kuzminskoie, que era la propiedad m s cercana, la m s amplia y que le proporcionaba sus principales ingresos. Hab a vivido all en su infancia y en su juventud; despu s volvi dos veces, y una tercera a n, a instancias de su madre, para instalar all a un administrador alem n, en compa a del cual hab a inventariado la finca. Sab a, pues, desde hac a mucho tiempo la situaci n de sta y las relaciones que exist an entre los mujiks y la oficina, es decir, el propietario; ahora bien, estas relaciones se reduc an a una sumisi n completa de los campesinos a la oficina.