P?rtico o mea culpa del autor
Aqu? est?n, pues, mis intentos por escribir historias que simulan cuentos. Van desde 1976 hasta 2018. Parece poco, pero son m?s de cuatro d?cadas buscando las huellas o intentando construir la biograf?a narrativa de mi t?a Elo?na, manuscribiendo, escribiendo, reescribiendo. Algunos ya me lucen lejanos y, puesto a ello, los he rele?do como si fueran de otra persona. Otros de los inicios me resultan ora "liricosos", ora presuntuosos, pero de ninguno me arrepiento. Ha sido mi ruta y de ese modo la concibo, como un estrecho sendero de aprendizaje permanente.
Imagino que se debe a que vamos siendo diferentes cada vez que damos esos vuelcos de vida que, por alguna raz?n, cambian nuestro modo de ver el mundo; nos volvemos otro sin cerciorarnos. No obstante, los acepto todos como m?os, sean para los dem?s regulares o menos regulares.
Cada lector o lectora formular? su juicio, si se acercare a alguno(s). Lo que s? he recuperado en mi memoria es que jam?s he perdido mi voluntad de ver la narrativa con humor, con sarcasmo, con iron?a, con los juegos f?nicos y de ello estoy m?s o menos satisfecho. No totalmente, porque sigo buscando cada vez c?mo lograr una perfecci?n que seguramente nunca llegar?.
Son, adem?s, textos sinceros, sin pretensiones de cl?sico, sin aspiraciones de bestsellerismo (el t?rmino acad?mico 'superventas' nunca me ha convencido). Solo espero haber llegado o llegar alguna vez al coraz?n de alg?n lector o lectora que se identifique con mis maneras de dibujar la vida en estas historias.
Muy poco les he modificado para esta recopilaci?n. Los he le?do y rele?do y, s?, me he ocupado de agregar o eliminar algunos signos de puntuaci?n, alguna separaci?n de p?rrafos, una que otra sustituci?n de palabras que imagino pueden facilitar la comprensi?n en un espacio que vaya m?s all? de las fronteras de mi pa?s. No he podido evitar corregir gazapos de imprenta o "digitales" (de dedo).
Sin embargo, en ning?n momento he querido sacrificar el l?xico venezolano que, inevitablemente, forma parte de mi lucha y mi regocijo con esta, mi variante del espa?ol americano. No he querido, ni quiero, desprenderme de ella, porque si, el espa?ol en general es mi lengua, mi patria grande, mi alma cognoscitiva, la variedad del que hablamos en Venezuela es en mucho la manera como lo convert? en mi hogar, en mi manera de ver, pensar y expresar el mundo. Eso explica por qu? esta vez he querido reponer un detalle que omit? en la publicaci?n de los intentos de Breves y bravos (2014). Cuando pens? en el dise?o de esos textos, originalmente encabec? cada uno de los breves con una palabra impl?cita en la motivaci?n de la historia. Aqu?, por antojo, las he devuelto al lugar donde estuvieron en el primer momento en que pens? esas p?ginas.
Tampoco me he deshecho de los espacios que algunas veces menciono. Tambi?n mis lugares son mis lugares y si estos son mis textos, mal podr?a yo modificarlos, con frustrados prop?sitos de "internacionalizar".
Luis Barrera Linares